El
silencio en las calles mientra subo a la colina del Mauror invita a
la reflexión, el tiempo justo para dar un breve repaso a mi vida,
tampoco necesito una gran trayecto para ello.
Se
puede decir que he cumplido todos los objetivos que un tipo normal se
puede proponer a mi edad, he sido feliz y he sentido el frío abrazo
de la tristeza y la soledad, me han amado y me han rechazado, esto afortunadamente
en menor proporción, he bebido de las fuentes del triunfo y del
fracaso y creo que he cumplido con la gente mejor que ellos conmigo.
Llega
un momento, en que cuando se me acerca alguien a mi rincón de la
barra del Jaque y me habla de soledad, dolor y desamor, ya no me
suena de oídas, la edad me ha hecho conocer el amargo sabor de la
traición, la mentira y el engaño, he visto morir amores que se
prometían la eternidad.
Quizás
este tiempo que vivimos de miedo al posible sufrimiento e incluso a
la muerte, nos haga replantearnos muchas cosas como sociedad, aunque
me temo que somos muy olvidadizos y los que queden o quedemos al
final, harán o haremos, poco o nada por cambiar.
El
estado de alarma se alarga quince días más y luego vendrán otros
quince, cuando acabe esto, habremos perdido media primavera que antes marcaba la apertura de la heladería de Los Italianos, me
educaron para ser fuerte pero esa asignatura está claro que la tengo
aún pendiente...
Mi
querido Toni, el camarero del Jaque, se las sabe todas y las ve venir
de lejos, cuando entro al ajedrez el aire se contamina dulcemente de
la voz vencida por el alcohol y las noches sin fin del poeta más
calavera que ha dado la canción española, suenan las notas de
“Quien me ha robado el mes de abril” de Sabina
Durante
la noche la gente normal duerme para vivir el día, nosotros no, a
nosotros nos duele el día, nos quema el sol y nos hiere el aire, si
no existiera el Jaque y el Four Roses habría que inventarlos o la
vida no tendría sentido ni razón de ser.
Recuerdo
un día hace años, y ya estoy levantando demasiado polvo en mi
desván, que se acercó Antonia a mi rincón y pidió un “doble
DobleW”, un whisky que en la década de los 80 tenía una gran
aceptación entre la parroquia, aunque sus esfuerzos por romper la
hegemonía del DYC cayeron en vacío, aun así, he de reconocer que
era un whisky honesto de aroma limpio y agradable, un híbrido de
whiskises nacionales y escoceses, pues bien, Antonia no despistaba la
vista del vaso mientras Toni le servía su “doble doble” y no
contenta con ello, sacaba de su bolso una petaca con la que iba
reponiendo el nivel según iba bebiendo.
Antonia
era entonces una chica delgada sin apenas formas y desgarbada, pero
de carácter vivaz, tan despierto y alegre, que en ocasiones rallaba
la locura, vestía de la firma “Ds'orden total” y parecía que la
peinaba el mismo peluquero que a Camilo Sesto.
Antonia
era hija de un italiano que huyó del impuesto revolucionario que la
camorra italiana infringía a los negocios en Caserta su ciudad
natal, algo así como ETA en la vascongadas, llegó al Realejo y
montó la Ortopedia Antonino, más conocida en el barrio como “La
Chistera” porque entrabas con una pierna y salías con las dos.
Desesperada
por la falta de dueño, permítaseme la expresión señoras de
morado, decidió darle un vuelco a su vida, pasó a vestirse en Hit
Parade de la calle Moras y se cortaba el pelo y daba el tinte en
Barrales Peluqueros, lo mas “Chic” de Granada en peluquerias
unisex, pero no era suficiente, no había curvas peligrosas en su
vida y las medidas tomadas no surtían efecto, su cuerpo era la
carretera de La Mancha, una línea recta sin fin por delante y otra
por detrás, hasta que un día, entró al almacén de la ortopedia de
Antonino, su padre, y descubrió todo un mundo de posibilidades y
soluciones...
Aunque
aquello, le iba a suponer el malintencionado apodo por parte de la
parroquia de Antonia Dll'Átex, en referencia a su paisana, esa del
papel cuché.
El
triunfo no se hizo esperar, aquella madrugada pasaba por allí
Renato, un tipo de figura escueta, que tenía la asquerosa habilidad
de escupir por una mella, por lo que Toni con buen criterio, le
prohibió la entrada al Jaque durante un tiempo hasta que éste, le
juró por su madre que había corregido el defecto.
Renato,
en realidad era Paco Reyes, el relojero de la esquina de la calle
Damasqueros, era el encargado del mantenimiento del reloj del
ayuntamiento, mantenía una dura lucha contra la “Enfermedad de
Hércules”, es decir, era epiléptico como él, un día sufrió un
severo ataque que según el Dr.Quevedo1,
con los diagnósticos que le caracterizan, le produjo un estado
convulsivo que le causó la muerte súbita (SUDEP), como quiera que
sea la cosa, estando el padre Carmona administrando el óleo santo
durante el oficio de la extremaunción, se le oía decir:
-“Por
esta santa unción y por su bondadosa misericordia, te ayude
el Señor con la gracia del Espíritu...”
Cuando
de pronto Paco pegó un salto en la cama como la niña del exorcista
y el padre Carmona salió a la calle despavorido:
-¡Milagro!
¡Milagro! ¡La unción ha traído la resurrección!, gritaba
Fue
a partir de ese momento cuando el dominico le impuso el sobrenombre
de Renato, nombre de origen latino que significa “Nacido de nuevo”
o “El Renacido”
Aquella
madrugada Renato, atraído por la belleza y las espectaculares curvas
de Antonia, empleó toda su astucia y su arte en ligarla hasta que lo
consiguió, tras acabar la segunda copa, le pidieron a Toni que
llamase un taxi y se marcharon hechos un ovillo.
Ella
apagó la luz, era más romántico decía, hicieron el amor hasta el
amanecer que cayeron rendidos.
Con
los primeros rayos de sol Renato se despertó y vio en el suelo, unas
posaderas y un seno de látex por un lado y otro más allá, Antonia
tenía más piezas que el reloj del ayuntamiento.
La
miró dormida, escupió por la mella y se dijo:
-He
vivido toda mi vida entre relojes porque no otro más...
Antonia
hizo olvidar sus carencias con una extraordinaria habilidad para
hacer el amor, jamás se volvió a colocar ningún “complemento”,
desde aquella noche dejó de ser Antonia Dell'Átex.
Hay
veces que Toni, si se lo propone, gasta menos luces que una patera y
esa madrugada hizo gala de ello, le dio cuerda al picú del Jaque
hasta que vomitó entera la canción de Emilio Aragón “Cuidado con
Paloma que me han dicho que es de goma”
Moraleja:
Ni es oro todo lo que reluce ni chatarra lo que no brilla
1Leer
Rita y el Galeno
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