domingo, 15 de marzo de 2020

MADRUGADAS DEL JAQUE...DISPARO CALIENTE



  Desde este rincón de la barra del Jaque unas veces canalla, otras romántico y un tanto sinvergüenza siempre, os escribe a diario un mujeriego de alto voltaje al que le gusta intimar con la madrugada después de haberse bebido la noche.
  No es que el Jaque sea el “Cafe Gijón” pero tampoco tiene nada que envidiarle oye, igualmente es un sitio de intercambio de anécdotas amistades, amores, incluso te puedes tomar un café mientras lees el periódico aunque las noticias a estas horas ya han caducado.
  En mi vaso tumbler corto modelo “Old Fashioned” de Four Roses, el whisky de Bourbon sería la realidad y los peces de hielo la ficción, nada de agua que lo contamine, son la mezcla perfecta, con ellos la letra fluye eficaz negro sobre blanco.
  El Jaque está tranquilo, la atmósfera interior aún ofrece unos parámetros de calidad de aire aceptables por la OMS y se van sucediendo canciones como “Nights in white satin” “Hey jude” o “Layla” señores hay quien de más por menos en tiempos de confinamiento...
  Por normas de seguridad sanitaria Toni el camarero ha decidido con buen criterio establecer el aforo clandestino del Jaque en 12 personas, le he preguntado por curiosidad:
  -¿Porque 12 Toni?
  -Es fácil Solo... 12 es un cuarto del aforo, 12 son los meses del año, 12 las veces que la Luna gira alrededor de la Tierra en un año, las 12 es la hora mágica, empieza la madrugada, 12 fueron los discípulos, 12 los hombres sin piedad, 12 fueron los dioses en la mitología griega, 12 fueron los caballeros de la tabla redonda en la Corte del Rey Arturo, 12 las estrellas de la bandera europea, por eso dejo entrar a diez personas nada más.
  -Diez? No eran doce? Me estaba mareando
  - Hoy andas más espeso que un manglar Solo...Diez tú y yo
  Seguidamente se fue al baúl de los recuerdos y desempolvó un grafito que pinchó en el picú... “12 Rosas” una balada con la que Lorenzo Antonio, un cantautor mexicano-estadounidense que no conoce ni su puta madre, obtuvo su mayor éxito allá por los 80, una mala copia de nuestro malogrado paisano Miguel Gallardo aquel de...”Hoy tengo ganas de ti” del año 76, hoy Toni estaba “sembrao”
  Sonó por primera vez la contraseña de aldabonazos y Toni se dirigó al portón trasero del Jaque, comprobó por la portezuela que se trataba de Rosi y abrió.
  Rosi en realidad era Maruja la esteticién del barrio (valga el galicismo) y cuando la llamaban de la morgue allá que se presentaba con su maletín y dejaba los cadáveres que solo les faltaba hablar, la llamábamos Rosi por la prominente nariz picasiana a lo Rosi de Palma pero más agradable que esa Guacamaya roja.
  Rosi era una mujer de los pies a la cabeza con todos los tramos de recorrido bien puestos y firmes, una mujer que mirando por ella te podía durar tres vidas, quizás fue por ello que se quedó soltera, cosa que acabó por agradecer con el tiempo.
  Aquella noche entró y se dirigió a mi rincón directamente, me lanzó dos besos sobre la mascarilla y pidió a Toni que le prepara un “Disparo caliente” un cóctel de Jägermeister con tequila y salsa de tabasco picante servido en vaso Shot, un torpedo que sería capaz de hundir la fragata Numancia F-83 con toda la tripulación dentro, -Es para matar el virus- se justificó.
  Rosi con el tercer “Disparo” se pegaba más que un bostezo, sus ojos eran dos fanales y la nariz se tornaba escarlata destacando entre su faz blanca y nervuda como un pimiento cornicabra, mientras, por sus pechos cántaros de miel empezaban a brotar perlas de sudor que al movimiento del cuello se veían arrastradas por las Majóricas del collar.
  Hay veces que pego un polvo por pura curiosidad analítica, por “profundizar” en el personaje, pero aquella noche mi receptor de señales parpadeaba en rojo, algo me decía que no debería de...
  Sonaron los aldabonazos del portón trasero del Jaque, me parecieron la campana que para un asalto en el ring cuando Mike Tyson te tiene arrinconado en la esquina y te llueven las hostias de todos los colores.
  Se trataba de Aldous vaya sorpresa, llevaba lustros sin aparecer por el ajedrez, Aldous era un alemán de cierta edad, ya retirado, un ingeniero de la casa Mercedes harto de dinero que dejó su trabajo por el arte, por la pintura más concretamente, su coleta canosa y la barba enfatizaban su aire bohemio.
  Rosi al verlo entrar se atusó su larga melena rubia, sacó su pintalabios y se perfiló las líneas de los ojos en menos que se disuelve un azucarillo en un café, tomó su “Disparo caliente” y viendo que lo “nuestro” ya se prolongaba en demasía, me dijo:
  - Solo...
  -No me gusta regalar el tiempo, lo hago como el febrero bisiesto regala un día, cada cuatro años...y se marchó con Aldaus.
  Al paso de un mes, cuentan que gracias al aviso de unos vecinos de la calle Moral, la policía encontró el cuerpo de Aldaus tendido en su cama sin signos de violencia, al parecer un infarto fulminante había acabado con su vida, cuando llegó el inspector Donovan de la Brigada de Homicidios antes del levantamiento del cadáver por parte del Juez Calatayud, el hedor que desprendía el finado era insoportable, contrastaba con lo bien vestido y peinado que estaba y la buena cara que tenía...
  En aquél momento di las gracias a mi receptor de señales que me salvó de un asalto mortal en un cuadrilátero de sabanas blancas, no estaba para mi ese “Disparo caliente”
  Era el momento del cierre y Toni a esas horas derrocha los mismos sentimientos que le faltan las primeras horas de la noche y es que la madrugada remueve los posos del corazón y el alma, se fue al estante de discos y pinchó a Scorpions con el tema “Always somewhere” de la banda alemana de heavy metal en la que Klaus Maine implora porque ella regrese, quiere morir en sus manos una vez más...




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