Desde
este rincón de la barra del Jaque unas veces canalla, otras
romántico y un tanto sinvergüenza siempre, os escribe a diario un
mujeriego de alto voltaje al que le gusta intimar con la madrugada
después de haberse bebido la noche.
No
es que el Jaque sea el “Cafe Gijón” pero tampoco tiene nada que
envidiarle oye, igualmente es un sitio de intercambio de anécdotas
amistades, amores, incluso te puedes tomar un café mientras lees el
periódico aunque las noticias a estas horas ya han caducado.
En
mi vaso tumbler corto modelo “Old Fashioned” de Four
Roses, el whisky de Bourbon sería la realidad y los peces de hielo
la ficción, nada de agua que lo contamine, son la mezcla perfecta,
con ellos la letra fluye eficaz negro sobre blanco.
El
Jaque está tranquilo, la atmósfera interior aún ofrece unos
parámetros de calidad de aire aceptables por la OMS y se van
sucediendo canciones como “Nights in white satin” “Hey jude”
o “Layla” señores hay quien de más por menos en tiempos de
confinamiento...
Por
normas de seguridad sanitaria Toni el camarero ha decidido con buen
criterio establecer el aforo clandestino del Jaque en 12 personas, le
he preguntado por curiosidad:
-¿Porque
12 Toni?
-Es
fácil Solo... 12 es un cuarto del aforo, 12 son los meses del año,
12 las veces que la Luna gira alrededor de la Tierra en un año, las
12 es la hora mágica, empieza la madrugada, 12 fueron los
discípulos, 12 los hombres sin piedad, 12 fueron los dioses en la
mitología griega, 12 fueron los caballeros de la tabla redonda en
la Corte del Rey Arturo, 12 las estrellas de la bandera europea, por
eso dejo entrar a diez personas nada más.
-Diez?
No eran doce? Me estaba mareando
-
Hoy andas más espeso que un manglar Solo...Diez
tú y yo
Seguidamente
se fue al baúl de los recuerdos y desempolvó un grafito que pinchó
en el picú... “12 Rosas” una balada con la que Lorenzo Antonio,
un cantautor mexicano-estadounidense que no conoce ni su puta madre,
obtuvo su mayor éxito allá por los 80, una mala copia de nuestro
malogrado paisano Miguel Gallardo aquel de...”Hoy tengo ganas de
ti” del año 76, hoy Toni estaba “sembrao”
Sonó
por primera vez la contraseña de aldabonazos y Toni se dirigó al
portón trasero del Jaque, comprobó por la portezuela que se trataba
de Rosi y abrió.
Rosi
en realidad era Maruja la esteticién del barrio (valga el galicismo)
y cuando la llamaban de la morgue allá que se presentaba con su
maletín y dejaba los cadáveres que solo les faltaba hablar, la
llamábamos Rosi por la prominente nariz picasiana a lo Rosi de
Palma pero más agradable que esa Guacamaya roja.
Rosi
era una mujer de los pies a la cabeza con todos los tramos de
recorrido bien puestos y firmes, una mujer que mirando por ella te
podía durar tres vidas, quizás fue por ello que se quedó soltera,
cosa que acabó por agradecer con el tiempo.
Aquella
noche entró y se dirigió a mi rincón directamente, me lanzó dos
besos sobre la mascarilla y pidió a Toni que le prepara un “Disparo
caliente” un cóctel de Jägermeister
con tequila y salsa de tabasco picante servido en vaso Shot, un
torpedo que sería capaz de hundir la fragata Numancia F-83 con toda
la tripulación dentro, -Es para matar
el virus- se justificó.
Rosi
con el tercer “Disparo” se pegaba más que un bostezo, sus ojos
eran dos fanales y la nariz se tornaba escarlata destacando entre su
faz blanca y nervuda como un pimiento cornicabra, mientras, por sus
pechos cántaros de miel empezaban a brotar perlas de sudor que al
movimiento del cuello se veían arrastradas por las Majóricas del
collar.
Hay
veces que pego un polvo por pura curiosidad analítica, por “profundizar” en
el personaje, pero aquella noche mi receptor de señales parpadeaba
en rojo, algo me decía que no debería de...
Sonaron
los aldabonazos del portón trasero del Jaque, me parecieron la
campana que para un asalto en el ring cuando Mike Tyson te tiene
arrinconado en la esquina y te llueven las hostias de todos los
colores.
Se
trataba de Aldous vaya sorpresa, llevaba lustros sin aparecer por el
ajedrez, Aldous era un alemán de cierta edad, ya retirado, un
ingeniero de la casa Mercedes harto de dinero que dejó su trabajo
por el arte, por la pintura más concretamente, su coleta canosa y la
barba enfatizaban su aire bohemio.
Rosi
al verlo entrar se atusó su larga melena rubia, sacó su pintalabios
y se perfiló las líneas de los ojos en menos que se disuelve un
azucarillo en un café, tomó su “Disparo caliente” y viendo que
lo “nuestro” ya se prolongaba en demasía, me dijo:
-
Solo...
-No
me gusta regalar el tiempo, lo hago como el febrero bisiesto regala
un día, cada cuatro años...y se marchó con Aldaus.
Al
paso de un mes, cuentan que gracias al aviso de unos vecinos de la
calle Moral, la policía encontró el cuerpo de Aldaus tendido en su
cama sin signos de violencia, al parecer un infarto fulminante había
acabado con su vida, cuando llegó el inspector Donovan de la Brigada
de Homicidios antes del levantamiento del cadáver por parte del Juez
Calatayud, el hedor que desprendía el finado era insoportable,
contrastaba con lo bien vestido y peinado que estaba y la buena cara que
tenía...
En
aquél momento di las gracias a mi receptor de señales que me salvó
de un asalto mortal en un cuadrilátero de sabanas blancas, no estaba
para mi ese “Disparo caliente”
Era
el momento del cierre y Toni a esas horas derrocha los mismos
sentimientos que le faltan las primeras horas de la noche y es que la
madrugada remueve los posos del corazón y el alma, se fue al estante
de discos y pinchó a Scorpions con el tema “Always somewhere” de
la banda alemana de heavy metal en la que Klaus Maine implora porque
ella regrese, quiere morir en sus manos una vez más...
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