jueves, 19 de marzo de 2020

MADRUGADAS DEL JAQUE...PRIMAVERA CRUEL

   El Jaque se sustenta en tres pilares básicos e insustituibles, el amor, la amistad y la diversión, pero no deja de ser un local de copas de noche y es como un junco impregnado de liria donde los pájaros noctámbulos acuden y se quedan presos de patas en él, es un pequeño paraíso de la juerga, de madrugadas golfas, de flirteos, de roces, de rincones a media luz donde las palabras mueren asfixiadas por un beso y donde cogerle el culo a alguien es una victoria que no se gana en un día... o puede que si.
  Desde mi rincón en la barra capitoné del Jaque estudio los personajes entre los que predominan más las mujeres, es mucho más fácil hablar con una mujer a corazón abierto que con un hombre, es más porosa, y menos maleable siempre se mantendrá intacta tal como es, aunque también hay hombres que merecen la pena, algunos...de muerte.
  La llegada del equinoccio, la primavera, es cuestión de horas y si todo va bien le daremos la bienvenida a eso de las 4,50h de la madrugada, es viernes hay ganas y el aforo limitado, por circunstancias sanitarias, del Jaque está al completo, el tablero esta listo empieza la partida.
 Suena “P'aquí P'allá”, vivo más de noche que de día, sueño más despierto que dormido, bebo más de lo que debería...la banda cántabra La Fuga pone la música y la letra.
  Cuando levanté la vista del maremágnum de servilletas escritas para dar un sorbo a mi segundo Four Roses de la noche, me tropecé con el aliento de Fina Coral, no había reparado en ella a pesar de llevar unos segundos envuelto en las notas de haba tonka y cacao de su perfume preferido, “Good Girl” de Carolina Herrera, que tantas noches me había perfumado las sábanas de la 108 del Hotel Albero.
  Fina Coral era en realidad Manuela hija única de Coral, una alcahueta latina de la calle Jazmín que en sus ratos libres era la más “fina carterista” que hubo en la ciudad, de la que heredó su habilidad incluso superándola con creces, de ahí su apodo... eres más fina que el coral.
 -Hola Solo... viejo zorro, trataba de leer tus notas por encima del hombro pero tienes letra de médico- me dijo
  -Solo hasta el tercer Four Roses nena, luego el pulso se estabiliza y mi letra es más legible y caligráfica- le contesté.
  -¿Sabes una cosa? Continuó diciendo...
  -Me arrepentí al poco de haber roto lo nuestro por aquél relamido empresario, debo elegir mejor Solo... tenía mucha pasta pero de polla andaba fatal, me contaron que en la mili le hicieron la fimosis con un sacapuntas, te eché tanto de menos Solo... yo necesito una polla con patas.
  El golpe de risa de Fina hizo volar gran parte de las servilletas escritas dentro de la barra, Toni las recogió sumándose a la carcajada y le preguntó:
  -Y porqué lo dejaste Fina?
  -Mi querido Toni... el desierto es muy largo para un solo camello
  Volvió a carcajearse con su contagiosa risa, su humor era una de sus grandes virtudes junto al culo, sus magníficas piernas y sus pequeñas pero perfectas tetas que miraban al cielo, hacía reír a la gente, algo muy difícil de conseguir en estos tiempos en que lo fácil es hacer sufrir y llorar.
-Siempre me ha llamado la atención, continuo diciendo Toni, que nunca te casaras con lo guapa y lo simpática que eres.
-Nunca me he casado no, es cierto, pero he tenido muchas lunas de miel.
Seguimos riendo un buen rato hasta que dijo de marcharse, quise invitarla a su copa pero no solo no me dejó pagar sino que invitó a Toni y pagó las dos copas mías dejando la vuelta de bote.
-Toni... dijo Fina a modo de despedida, antes, queríamos casarnos con médicos y con jueces, ahora queremos ser médicos y jueces, no queremos casarnos.
  Cuando fue Toni a abrirle el portón trasero, Fina se acercó a él y le dio un  arrumaco ya que los besos están prohibidos y se perdió en la noche.
  Como el que no quiere la cosa la madrugada estaba tocando a su fin, brindamos por la entrada de la primavera, una primavera que llega de la mano de la crueldad y la muerte, el miedo y el desasosiego se han hecho dueños de la ciudad.
  Nunca has tenido miedo a nada Solo...me siento apesadumbrado y falto de ánimo, me repetía una y otra vez un eco en mi interior, una y otra vez hasta que una voz me sacó de la vorágine interna
  -Nunca has tenido miedo a nada Solo... te veo apesadumbrado y falto de ánimo, que te pasa? Sonó la voz ,ahora si real, de Toni el camarero
  -¿Le temes a la muerte? Me preguntó
  -No le tengo miedo a la muerte solo espero no estar allí cuando me venga a buscar.
  -Solo... Ir perdiendo el gusto por las cosas de la vida es ir preparándose para la muerte y tú y yo yo no estamos en esa partida de ajedrez.
  -Las ciudades, continuó diciendo, están llenas de muertos sin que venga el Coronavirus, son gente sin esperanza que desde que nacen empiezan a morir.
  Lección magistral de la universidad de la calle donde estudió mi gran amigo Toni, grande entre los grandes.
  Ya a puerta cerrada le dije:
  -Tómate la penúltima que hoy corre de mi cuenta.
  Se desprendió del chaleco negro de solapas de raso y se quitó la pajarita fucsia, se desabrochó tres botones de la camisa blanca y al sentarse notó un bulto en el bolsillo trasero, se palpó, metió la mano y sacó mi fina cartera...Fina como el Coral que hija de puta jajajaja reimos hasta casi morir.
  Aquella noche Bob Dilan fue el escogido por Toni para cerrar el portón trasero de un Jaque clandestino que no deja de acertar cada madrugada.
  El tema era “Pretty Boy Floyd” parte de un álbum que habla de un tipo que en la gran depresión estadounidense se dedicó a robar bancos

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