No
podría vivir sin respirar el aire del Jaque, el día que no pueda
venir me haré monje Cartujano, leeré muchos libros de terapia
espiritual, aprenderé a controlar mi mente y dejaré que la
meditación acabe con el resto de mis días, esto no es un pub de
copas es parte de mi vida.
En
el Jaque dos mas dos son cuatro cuando deben serlo y dos mas dos no
son cuatro cuando no deben serlo, tiene su propia notación
algebraica, su propio lenguaje del ajedrez y nada sustituye la
satisfacción que sientes después del movimiento que te hace ganar
la partida.
No
lo he comentado nunca, yo vivo en una zona fronteriza, nos divide el
río Geníl entre el Barrio Fígares – Río Tenerías y mi casa en
el Violón – Zaidin, lo que antes era extramuros los arrabales de
la ciudad, desde ahí al Jaque hay un paseo delicioso que discurre
por el Humilladero que vivió su mayor apogeo cuando estaban allí las cabeceras de varias líneas de tranvía, La Carrera de la Virgen, San
Matías y la Manigua, barrio famoso por sus mancebías, casas de mujeres
malas a medio camino del Realejo y el Mauror a pies de la colina roja
de la Alhambra.
Pues
bien...en todo ese trayecto hoy me he cruzado con cuatro personas que
hemos huido cada uno por una calle como apestados antes de rozarnos
no vaya a ser que el bicho que nos acecha, salte como saltan las
pulgas de un perro a otro, sabe Dios en que quedará esto...
Cuando
doy los toques en clave requerida con la aldaba del portón trasero
del Jaque clandestino, me abre mi buen amigo Toni el camarero y se llenan
mis oídos de buena música, Bruce Frederick Joseph Springsteen alias
The Boss, el jefe y su tema “Streets of Philadelphia” por la
noche podía oír la sangre de mis venas por las calles de
Filadelfia... así era ahora mi Granada fantasma.
Hoy
me cogió la vez Sor, cuando atravesé el patio ajedrezado ella ya
ocupaba un sitio junto a mi rincón en la solitaria barra, sin duda
me estaba esperando.
Sor
en realidad, era Teresa la hija de Jesús el sastre de la Plaza de
los Campos, una bellísima mujer que se entregó a Dios con apenas
veinte años y los segundos veinticinco se los tiró en el Monasterio
de Santa Isabel la Real en la orden de clausura de las Clarisas,
dedicada a la búsqueda y contemplación del rostro del Señor, hasta
que aburrida sin encontrarlo, decidió entregar los hábitos, de ahí
su apodo de Sor que algunos completaban con Teresa por su nombre y
“de Jesús” por su padre, con cierta sorna.
Sor
era una mujer que rozaba ya la cincuentena pero tenía un poder de
atracción brutal, acostumbrada desde novicia a tantos años con el
pelo corto bajo la toca blanca y el velo negro, mantenía una melena
“Pixie” que le daba cierto aire masculino.
Aquella
noche vestía un vaquero con camiseta blanca y abrigo beige a media
rodilla, estilo “casual” sin rigidez alguna, zapatos de medio
tacón a juego con el abrigo y bolso “Tote”, al verme llegar se
desprendió del abrigo al tiempo que pidió a Toni un vodka Devil's
Spring manchado con una pizca de naranja natural, un “Destornillador”
pero sin puño, si este era el inicio no quiero imaginarme el final,
encendió un Lark con filtro de carbón activado y me dijo:
-Solo...
-¿Tu
crees en Dios?
Era
la última pregunta que esperaba de una mujer al filo de la
medianoche y en un pub de copas, no sabía por donde salir y le
respondí a la gallega:
-Y
tú? ¿Tu crees en él?
-La
fe se hereda, yo soy cristiana, pero hace tiempo que dejé de ser
católica, aunque nunca diré de este agua no beberé, este cura no
es mi padre ni esta polla no me cabe, ya lo dice el refrán.
-Después de tanta clausura Solo...Necesito un hombre que no sea perfecto, que me haga sexo sucio, que sin mediar palabra me empotre contra la pared, me rompa las bragas y que sea lo que Dios Todopoderoso quiera que sea.
-Después de tanta clausura Solo...Necesito un hombre que no sea perfecto, que me haga sexo sucio, que sin mediar palabra me empotre contra la pared, me rompa las bragas y que sea lo que Dios Todopoderoso quiera que sea.
A
medida que transcurría la conversación, Toni se dejó la piel
buscando entre los estantes de discos olvidados en la noche de los
tiempos, hasta que encontró lo que buscaba y lo pinchó sin ningún
reparo...
Sonaban
los acordes de “Sexo brutal” de la banda latina “Santa y
Sagrada” “ y me salió mas cabrona
que bonita, desnudándose solita me paró hasta el corazón, le di
amor por todos lados posición tras posición”
decía la letra y juro que no lo invento, menudo hijoputa este Toni,
casi me trago un pez de hielo y me ahogo del golpe de tos, Santa y
Sagrada y Sexo brutal...que arte Dios mío.
Poco
a poco el aforo limitado a doce, por la clandestinidad, se fue
llenando y Sor después de tres destornilladores se fue creciendo y
puso el punto de mira más alto, cosa que le agradecí, no quiero
confrontaciones con lo celestial, bastantes tengo con lo terrenal.
Jonhatan
era un “meapilas” un “capillita” sin desvirgar de la
Hermandad Sacramental del Cristo de San Agustínnnn-tonnnn la
cofradía del timbre, que acoge entre sus filas el mayor número de
gays de la Granada cofrade y de la otra, eso si, cristianos todos y
encerraditos en su armario isabelino de caoba labrada a mano.
Aquella
madrugada Dios los creó ellos se juntaron y el verbo se hizo carne,
al salir Sor Teresa de Jesús me hizo un guiño y me dijo:
-Solo...
-Si
el demonio tentó a Jesucristo que está por encima de mí, porque
no me voy a dejar tentar yo, además desde cuando el demonio pide
permiso para tentar primero...
“Like
a Prayer” la canción de Madonna que incomodó a la iglesia cerró
aquella madrugada del Jaque con la bendición del gran Toni el
camarero.
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