Rara
vez cambio el itinerario desde casa al Jaque, aquella noche tampoco
lo hice, cuando desperté estaba tendido en el suelo con un terrible
dolor de cabeza, un olor que no acababa de identificar, penetrante
dulzón y cítrico, se desprendía de los cuellos de mi camisa y de
mi Blazer azul marino de “Alfonso Potinguez”, me sentía más
desorientado que un gitano vestido de Guardia Civil, no era capaz de
recordar que había pasado minutos o quizás horas antes, me senté
apoyado en la pared intentando recobrar el sentido y la calma cuando
reconocí el lugar a pesar de la oscuridad, era el Cobertizo de Santo
Domingo, un lugar de poco tránsito a esa horas en la vida normal,
que decir ahora en tiempos de confinamiento, podía haber muerto seis
veces antes de que me hubieran descubierto.
Cuando
llegué al Jaque apenas tenía fuerzas para golpear el aldabón del
portón trasero, entrada que se utiliza en tiempos de clandestinidad
por el estado de alarma, Toni, al identificarme a través de la
pequeña portezuela, se apresuró a abrir colocando mi brazo
abrazando su cuello y asido a mi cintura me llevó en volandas hasta
mi rincón.
-Te
preparo un café? ¿Que te ha pasado?
-No
gracias querido Toni, no necesito más estimulantes por esta noche,
ponte un Four Roses largo con tres peces de hielo...
Toni
es la Santísima Trinidad, un ser único que existe en mi vida como
tres personas, mi amigo mi confidente y mi padre, me sirvió el
analgésico de las rosas y visiblemente encabronado pinchó en el
picú “Till l Collapse” un tema del rapero estadounidense Eminem
que dice algo así como...”Cuando
te sientes débil, te sientes como si quisieras abandonar.
Pero tienes que buscar dentro de ti, tienes que encontrar esa fuerza interior”
Pero tienes que buscar dentro de ti, tienes que encontrar esa fuerza interior”
Tres
tristes tragos después, fui recuperando mi cuerpo y mi alma, fue
cuando hice inventario de mis posesiones y comprobé que tenía mi
cartera intacta junto a mi pitillera Tenflyer de piel marrón, el
mechero a juego y el celular que diría mi personaje Fidel del que ya
os hablaré otro día que tenga los muebles de mi cabeza en orden,
solo faltaban mis servilletas escritas que siempre van repartidas
anárquicamente por todos mis bolsillos y una pequeña libreta de
muelle que siempre me acompaña para sustituir mi mala memoria.
El
móvil del asalto pues, no había sido el robo, la confusión era la
reina del lugar, no daba crédito a lo que estaba pasando, quizás
era victima de mis propios relatos?
A
quien podía interesarle un puñado de servilletas con notas
escritas...
Con
el aturdimiento no había reparado en la gente que hoy poblaba el
patio ajedrezado del Jaque, la barra capitoné estaba casi al
completo del aforo establecido por Toni el camarero para tiempos de
clandestinidad osea diez mas él y yo doce1,
podía reconocer a varios de los personajes por ser de los asiduos,
Charlie “el Manso” marido de Marga, y su inseparable amigo Mácin
“El Minotauro” a su vez marido de la zorrona Alma, ellos solos
reunían más cuernos que seis ferias de San Isidro juntas, también
andaba por allí Iván “El terrible” rey del gatillazo o Antón
el profesor de música con su característico charco de aceite a su
pies por decir algunos, mis lectores incondicionales saben a quienes
me refiero, al fondo de la barra en la zona de más penumbra un tipo
con sombrero y gabardina se tomaba la copa de espaldas a la
galería...
Sonaron
los golpes de aldaba y Toni franqueó el portón de entrada al Jaque
a María Magdalena, con ella nunca llega la calma la tempestad es
eterna.
María
Magdalena, como ya os estaréis haciendo a la idea no era tal, en
realidad era María Jesús, Chus para los íntimos, una chica del
barrio de la Antequeruela casada con el encargado de seguridad del
Corte Inglés del que se descuida un par de veces al mes por salud
mental, el adulterio era su talón de Aquiles vivir sin pecado no
estaba en su hoja de ruta, un día el Padre Carmona Prior de los
Dominicos del Realejo al tanto de sus correrías, la hizo subir al
atrio durante la misa del domingo a la que asistían todas las beatas
del barrio y para su vergüenza le hizo leer una carta de no se que
apóstol en la que se daba buena cuenta de la adúltera y pecadora
María Magdalena cuando en casa de Simón el fariseo, ungió los pies
de Jesús con sus lágrimas, a partir de ahí salió bautizada con el
apodo.
Toni
puso el picú a girar con el álbum del tristemente desaparecido
Camilo Sesto (Jesús), con Ángela Carrasco (María Magdalena), en su
musical Jesucristo Superstar, magistral, este Toni no tiene
desperdicio...
María
era pequeñita pero vivía sobre unos tacones stiletto rojos desde
los que divisaba Granada entera con dos ojos verdes que en época de
la “caza de brujas” le hubieran supuesto la hoguera, aquella
madrugada se acercó a mi rincón pidió una de sus debilidades, un
tequila Sierra Silver que posee la nada despreciable cantidad de 75º
de alcohol, “la piedra que muerde” le llaman en Mexico, lamió
con un latigazo de su sonrosada lengua el hueco entre sus dedos
indice y pulgar para adherir la sal que después chupó, de un trago
liquidó el tequila y mordió el limón y me dijo:
-Solo...
-Dime
Chus, le dije rechinando con dentera después de ver el ritual
del tequila...
-Se
que te mueres por acostarte conmigo
-Que
te hace pensar eso Chus? Le dije
con una sonrisa socarrona
-Ya
sabes...las mujeres tenemos un “sexo sentido” dijo guiñando
uno de sus dos diópsidos ojos
-Hoy
me voy pronto estoy muy controlada, pero no creas que he olvidado
aquella cuenta pendiente que tenemos desde Sierra Nevada ya te pagaré
un día con todo mi amor.
-Me
han pagado algunas veces con mucho, pero nunca con todo el amor, será
interesante cobrarte la deuda...le
dije a modo de despedida
Toni
el camarero actúa por impulsos, aquella madrugada no acababa de
verlo claro, mi percance lo tenía en vilo.
Por
otro lado, un olor extraño en el ambiente en cierto sector de la
barra lo tenía desconcertado, hasta que hacía unos minutos
desapareció coincidiendo con la marcha del tipo de barbas con
gabardina y sombrero que estaba en el extremo de más penumbra de la
barra, no paraba de darle vueltas hasta que cayó en que ese mismo
olor, penetrante dulzón y cítrico, lo percibió también al
ayudarme a llegar a mi rincón en la barra cuando entré mareado al
Jaque.
Por
instinto pinchó en el picú un viejo Lp de éxitos cinematográficos,
el primer tema que sonó fue “Psycho The Murder” un corto musical
que Bernard Herrmann compuso para la escena del baño en la película
Psicosis, un breve pero amenazador tema que transmitía al
espectador, de alguna manera, que “algo malo iba a suceder”
A
la mañana siguiente un vigilante de seguridad de la Alhambra antiguo
compañero del marido de Chus, encontró el pequeño cadáver de
María Magdalena que presentaba un corte limpio en la garganta, en
las inmediaciones de la Silla del Moro, el Inspector Donovan de la
Brigada de Homicidios revisaba el cuerpo en busca de elementos que
aclararan el móvil del asesinato, todo estaba limpio solo notó un
olor peculiar en su ropa, algo penetrante dulzón y cítrico, eso lo tenía
claro era cloroformo.
El
forense encontró dentro de su boca al examinar la dentadura del
cadáver un trozo de servilleta de bar con algo ininteligible escrito
en ella.
Tim2
el profesor de la Ugr se duchaba en casa a altas horas de la
madrugada, de fondo oía la televisión, un canal de pacotilla daba
Psicosis de Alfred Hitchcock sonaron las cuchilladas musicales de
Bernard Hermann...
1Leer
“Disparo caliente”
2Leer
“Asesino en serie”
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