Es
imposible que mis crónicas no hagan alusión al Coronavirus si no es
a la entrada será a la salida, estamos viviendo una situación
excepcional que nadie, ni los más viejos recuerdan desde la Guerra
Civil española, hay comparaciones que vaya tela, no hay editorial,
ni columnista, ni tertuliano, que aunque hable de las pirámides de
Egipto no meta una coletilla del puto virus.
Cada
día, desde que empezó la crisis sanitaria, el Jaque abre con el
tema que se ha proclamado como la banda sonora de la lucha contra el
virus, quien le iba a decir a “los dinámicos” que ésta
generación de Rap y música tecno se iba a rendir a sus pies...
Suena
“Resistiré” cantan Manuel de la Calva y Ramón Arcusa.
El
Jaque en estos tiempos revueltos es una fuente inagotable de
sorpresas que se van sucediendo una tras otra sin fin, personajes de
épocas tan turbias como gloriosas vuelven llamados por el misterio
del ajedrez y por las restricciones claro està, algunos fueron
víctimas del jaque mate, otros dejaron la partida sin terminar y
vuelven a reanudarla, es el caso de “La Seca” que acaba de hacer
acto de presencia en el Templo del Mauror.
La
Seca, en realidad era Carmela ex sirvienta de una familia de rancio
abolengo del barrio del Realejo, cuyo nombre omito por prudencia,
pero que tuvo una fuerte relación con la Universidad de Granada, ahí
queda.
Cometió
el error de liarse con el señor de la casa y se vio como titular de
la mansión situada en la calle Luis Seco de Lucena, pero el miedo a
ser descubierto ante una sociedad añeja y gurripata, hizo que el
amante la despidiera aseguràndole, eso si, una pensión vitalicia
nada desdeñable a cambio de su silencio o la perdería “ipso
facto”.
De
ahí le vino el apodo de “La Seca” , que cada uno saque sus
conclusiones, aunque también hay quien dice, que el mote le viene
por lo mala que es, haciendo referencia a la “seca” un furúnculo
doloroso que acumula pus y que suele salir en las ingles o en las
axilas, también conocido como “golondrino”.
Se
sentó a la barra muy cerca de mi posición, iba con un vestido al
cuerpo de Victorio&Lucchino, una segunda piel en negro con
mínimos detalles en rojo y zapatos carmesí de tacón Kitten Heels
para no exagerar su ya de por si gran altura, era tan espigada como
siniestra.
Pidió
un “Mint Julep” un cóctel cuyo principal componente es el
Bourbon, cosa que obviamente no me desagradaría si no lo estropearan
posteriormente con una mierda de azúcar glass y unas hojas de menta
putrefacta, que horror.
La
Seca tenía la vida solventada no necesitaba dinero, estaba cubierta
de todo, bueno... precisamente cubierta no estaba, y no hay peor
enemiga para un hombre que una mujer despechada y falta de amor, ella
solo encontraba consuelo en la venganza y para consumarla se
convirtió en una prostituta silente, fuera de circuito.
Aquella
noche estaba algo inquieta, el confinamiento la estaba haciendo
perder la poca razón que le quedaba, sacó su pitillera automática
Focus y pulsó el clic, un pitillo Peter Stuyvesant Silver asomó
como por arte de magia, se lo colocó en los labios manchando al
instante la boquilla de púrpura y me pidió fuego al tiempo que
dijo:
-Solo...
-¿Tú
crees en la venganza?
-La
sed de venganza acaba por envenenarnos, es complicado pensar con
sensatez cuando estás embargado de odio, la venganza se tutea con
el crimen.-Le respondí
-
Y en la muerte ¿crees en la muerte?
Volvió a preguntar
-La
muerte, solo es una mala calidad de vida.-
Dije
-Y
del amor que opinas?
-Opino
que ya son demasiadas preguntas para una misma noche, bebamos... dije
tomando mi Four Roses y dando un largo trago.
Se
giró y me dio la espalda contrariada y visiblemente enfurecida, pero
al movimiento giratorio del taburete se percató de que al fondo de
la barra un tipo estaba pendiente de la conversación y se mofaba de
su reacción.
Se
armó de paciencia y pensó que bebiendo como un cosaco, el tipo en
cuestión no tardaría en acudir al baño situado en el sótano del
Jaque, y tal como lo pensó pasó, se puso en pie se tiró del escote
redondo hacia abajo y se fue al baño detrás de él contoneándose
como una serpiente cascabel, se cruzaron en la escalera y ella le
guiño un ojo al tiempo que le cogió la entrepierna, el tipo se
lanzó a ella pero le puso una mano en el pecho frenando su ímpetu
en seco y le dijo:
-Este
no es el lugar, espera arriba la señal
Se
trataba de José un pobre camarero conocido del Bar Sota que presa del
confinamiento echaba de menos las copas de la noche y Toni le hizo el
favor de abrirle el portón trasero del Jaque, ya se sabe, por
aquello del corporativismo.
La
Seca abrió su bolso “Banana” de Bimba y Lola rojo apartó el fino puñal y sacó el
monedero, pagó y se marchó dejando caer al paso de José una
servilleta doblada.
José
se agachó con disimulo y cogió la servilleta la abrió y vio el
perfil de unos labios marcados con carmín púrpura y un mensaje
escrito que decía:
-Después
de 15 minutos sal, te espero en mi coche dos calles más abajo.
José
cumplió las instrucciones al pie de la letra mientras pensaba en el
triunfo de aquella madrugada, pero hay veces que el éxito va
acompañado de la ruina...
El
confinamiento hizo que el cadáver pasara desapercibido hasta tres
días después tirado en el solar de la antigua Casa Cuartel de las
Palmas en la cuesta de Escoriaza con un estilete clavado en la espalda que le travesó el corazón.
Toni
el camarero, desesperado, no encontró tema alguno que hiciera alusión a La Seca
y pinchó para cerrar el Jaque aquella madrugada “Flaca” de
Andrés Calamaro, Flaca, no me claves tus puñales por mi espalda...
Cantaba Andrés...
Cantaba Andrés...
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