Recuerdo
a Louise una americana que hace tiempo frecuentaba el local,
regentaba una tienda de mascotas de su marido en una localidad
costera, era un prodigio de poco mas de cuarenta años.
Cuando
colgaba el cartel de vuelvo en diez minutos, se tiraba treinta con
Isma su amante, haciendo el amor en la rebotica de la tienda.
Isma
decía que cuando se acostaba con ella, era como meterse en una cama
llena de escorpiones.
Iba
al Jaque buscando la soledad viciosa del alcohol en la noche, cuando
Toni,el camarero, la veía entrar, debajo de la barra le preparaba
una Puerto de Indias doble en la que vertía dos peces de hielo y
medio Bitter Kas para que nadie sospechara de su adicción.
Era
muy supersticiosa, al entrar al Jaque deprimida, solo utilizaba las
losas negras para llegar a la barra, cuando salía ya influida por
los efluvios etílicos, todo lo veía más positivo, entonces solo
pisaba las losas blancas para llegar a la puerta.
...No
hay cese de hostilidades entre Marga y yo, eso supondría un pacto y
en los pactos todas las partes pierden, por ello Marga nunca pacta.
Apenas
nos quedan ya trastos que tirarnos a la cabeza, se queja de que hubo
un tiempo en que abusé de la hospitalidad de su piel y de sus camas,
un día en una de ellas, no recuerdo cual, me dijo:
Solo...
Yo
no follo porque si, lo hago por mantener algo importante, por un
amor... y se giró para que no la viera llorar
Eran
tiempos felices...todo lo celebrábamos entre sábanas.
Era
casi la hora del cierre, Toni, el camarero, se disponía a pinchar el
himno de despedida del Jaque, “Começar
de Novo” de Simone e Ivan Lins, con él, había que ir apurando la
última copa... cuando entró Charlie.
Tenia
tantos cuernos, que para entrar embestía la puerta en vez de
empujarla, llevaba el vaquero sucio y olía a salfumán, se puede
averiguar mucho de las personas por su olor, iba en esa etapa de la
borrachera, que precede a la perdida de conocimiento.
Toni,
el camarero, procuraba que sus clientes tuvieran en el Jaque la paz
que se les prometía en el cielo, pero al dar las cinco de la mañana
no servía una copa ni a su padre que se levantara de la sepultura.
Cuando
Charlie le pidió un Cutty Sark le contesto:
Todo
es cuestión de necesidades Charlie, y tú ya no necesitas más
copas.
No
pude evitar el esbozo de una sonrisa por lo bajo
Con
los ojos en llamas se volvió hacia mi y me dijo:
Solo...
Algún
día te arrepentirás de lo que me estás haciendo.
Charlie...solo
me arrepentiré algún día de no haber dormido menos.
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