Lo
primero que me preguntan mis amigos recelosos cuando leen un relato
mío es:
Que
parte es verdad y cual mentira, yo siempre contesto que no busco historias, que las encuentro y como puedo las cuento, nunca me siento
ofendido por las dudas, que cada uno ponga los limites entre la
ficción y la realidad donde crean oportuno.
En
el Pub Jaque el mundo onírico, el de ficción y el real se
confunden, no hay rayas rojas porque en la noche a la tercera copa
todo el mundo es como quiere ser, el que de día es cobarde de noche
es intrépido y atrevido, la reprimida se suelta el pelo, por la
noche nadie se queda en su armario,
son como quieren ser durante el día, la noche se lo permite, por la
noche la gente es auténtica, pero la noche es larga y también salen
a pasear los fantasmas...
Faltaban
tres para dar la hora “prima” y tres éramos los supervivientes
de un jueves soporífero en el Jaque.
Leo
era “El fantasma de la ópera” personificado, un calavera
trasnochado que ejercía de “Latin lover” arrastrando unos
zapatos de charol bicolor con tacón recauchutado, y un traje
príncipe de gales que a juzgar por los destellos que despedía por
el excesivo uso, parecía tener lentejuelas.
Marta
tenía una noche fantasmal, una más en su vida, el problema más
acuciante en ese instante en que sonaba “Money money” de Cabaret
interpretada por Liza Minnelli, era poder pagar las tres copas que
debía y ya se le agotaban las posibilidades...
La
fortuna se hizo cargo de ella, y gracias a un tic nervioso en un ojo
que mantenía desde pequeña que se prestaba a confusión, y que se le
acentuaba al pasarse de gin-tonic, logró engatusar a Leo , que tras
pagarle las copas la subió en su Opel Corsa y sabe el demonio como,
cuando y donde acabaron.
Una
mañana apareció sentado, erguido, en un banco del Salón con la
cabeza abierta en canal como una sandía, no le faltaba razón cuando
una noche, hace poco tiempo, pasado de chupitos de Ruavieja, se
acercó a mi rincón y me dijo:
-Solo...
-Algún
día escribirás sobre mí, mi golpe de suerte está al caer...
...Marga
parece que se separa, que esta es la definitiva y verdadera, le he
ofrecido mi ayuda y me la ha gargajeado al rostro, dice como canta Sabina, que soy agua
pasada, tierra quemada, y que no soy el más adecuado para dársela.
Que
te vaya bonito, siempre estaré, siempre quedará un roto para un
descosido...
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