Toni,
el camarero, con gran escuela y conocedor de mi asistencia religiosa,
colocaba sutilmente en mi rincón preferido, un paño con copas boca
abajo que al llegar yo, retiraba dejando expedito el sitio a mi
disposición.
Flotaba
en el ambiente el tema “In
Dreams” de Roy Orbison, la noche prometía...
Hacía tiempo que Frank no daba con
sus huesos en el Jaque, Frank era un tipo duro, un empresario
arruinado al que la mujer dejó por otro con veinte años menos y las
cuentas saneadas, desde entonces el alcohol se convirtió en su
aliado, se bebía el Varón Dandy y se afeitaba con un mechero, en
su última analítica encontraron una gota de sangre en alcohol, y
las encimas hepáticas más altas que el Empire States Buiding de la
Quinta Avenida neoyorquina, el whisky le aliviaba el dolor de cabeza
que le producían los cuernos.
Aquella noche al salir del Jaque,
arrancó su Ford Mustang, el único vestigio que le quedaba de su
otrora época gloriosa y se dirigió hacia la Gran Vía con tan mala
fortuna que el vehículo a causa de la nieve caída derrapó
quedándose atravesado en ella cuando un camión de la basura no pudo
detenerse...
El impacto fue brutal, desde el Jaque
pensamos que alguien se había suicidado dejando el gas abierto, los
restos del vehículo de Frank quedaron aparcados en las dos aceras y
a él tuvieron que recogerle con papel secante.
Toni, el camarero, en su honor, pinchó
el Requiem de Mozart, cuando brindamos por su memoria, una voz sonó
al fondo ¡A su salud!...
...Marga
es Leo y como buena leonina es impredecible y nada convencional, con
ella nunca sabes lo que puede pasar al día siguiente y esto hace que
cada día cuente.
Llegó alterada, su mascota, acunada
en sus brazos, había entregado su séptima vida, jamás la vi llorar
de aquella manera tan desconsolada e inconsolable.
No me tomo por persona seria y me
gusta bromear con la muerte, pero lo de Frank me había destemplado
los ánimos y con la muerte de la mascota de Marga lo último que me
apetecía era bromear, me quedo con el recuerdo de su ojos fijos
mirando como hacíamos el amor en el sofá de su salón.
Fui a besarla y me hizo la cobra al
tiempo que su melena rubia me infringía un latigazo en plena mejilla
, hoy no estoy de humor para tus juegos Solo... dejemos el tema de
momento.
Estaba claro que, como se suele decir
vulgarmente, “esa noche no tenía el coño pa farolillos”, dejó
la copa de mi cuenta y se fue, pero la madrugada no había hecho más
que empezar...
El
ambiente subía de temperatura, Toni, el camarero, sabía manejar los
tiempos. pinchó “Billie Jean” de Michael Jackson y no era una
simple casualidad, Billie entraba al Jaque...
Billie
en realidad se llamaba Esperanza, y la esperanza puede llegar a ser
una droga y como droga te puede matar, aquella noche se sentó a mi
lado, tomó un café solo sin azúcar y encendió un Krúger, tabaco
negro canario que si no mata al que lo enciende, mata al que está al
lado.
Era
tanatoestética de la morgue municipal y se comentaba en el barrio,
que maquillaba tan bien a los cadáveres, que cuando entraban los
familiares le daban el pésame a la viuda y los buenos días al
difunto.
Billie
era una mujer ya metida en edad, nueve menos que yo, su belleza hace
tiempo que pasó de ser explosiva, pero aún conservaba una buena
dosis de encanto.
Un
golpe de tos le llamó la atención y al tiempo que preguntaba si me
molestaba el humo, se giró, y a la primera... encajó su
entrepierna en mi rodilla.
-Me
han dicho que te llaman Solo, dijo espantando la humareda con su
blanca y cuidada mano.
Me
han dicho también, que eres escritor, y me gustaría formar parte de
tus relatos, dijo sin apenas abrir los labios pintados de azul como
dos telones de acero.
Mientras... sentía un bocado suave en mi rodilla.
Mientras... sentía un bocado suave en mi rodilla.
Ya
en su apartamento me dijo:
-Solo...
-Vas
a tener pocas oportunidades en tu vida de ser eterno, hoy es una de ellas
disfrútala...
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