jueves, 9 de enero de 2020

MADRUGADAS DEL JAQUE... CHARLIE

   Aquella noche llovía a destajo, parecía que el mundo quería anunciar su final en uno de aquellos condenados truenos que sonaban como cañonazos de una Smith & Wesson de 9mm , el Pub Jaque, era el mejor refugio que se podía encontrar a las dos de la madrugada cuando ya sólo el infierno se mantenía abierto.

   Van Morrison endulzaba el aire con su ¿Have I told you latey that Ilove you? mientras, una pareja se comían a besos y recorrían su anatomía con nerviosas manos en la penumbra de un rincón al ritmo de su romántica balada.

   Absorto entre mis notas en sucio escritas en servilletas de bar, no percibí la llegada de mi amigo Charlie hasta que me rozó con sus dedos el hombro.
   Nuestra amistad andaba en declive, curiosamente, vivimos nuestro mejor momento mientras compartía con él su lecho y su mujer.
   Apenas cruzamos cinco miradas y cuatro palabras hasta que llevó a sus labios el tercer Jameson, fue entonces cuando me rodeó con su brazo y me dijo:
Solo...
   Mi mujer me deja, nuestro matrimonio muere de desgana, de falta de paciencia y de sobra de orgullo y soberbia
   Por otro lado, tengo improbadas, pero serias sospechas de que me engaña, continuó diciendo con los ojos vidriosos y el gesto apretado, siempre ha sido tan activa para la calle como sedentaria para la casa.
   Quiere más libertad, quiere un hogar sin puertas ni relojes...
  Charlie era un tipo rubio, enjuto y bien parecido al que las copas le perdían, su matrimonio era más falso que la sonrisa de un Joker, un barco con mil vías de agua y una sirena a bordo sin miedo a un naufragio, acostumbrada a nadar entre tiburones.
   Pero la confesión me sonó a déjà vu...

13/01/2019


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