sábado, 1 de febrero de 2020

MADRUGADAS DEL JAQUE... DE MANSOS Y SOBREROS


   Hay cosas y casos por las que cada día mi adhesión por el Jaque se vuelve más inquebrantable.
   Un día una amiga me llevo a un antro por el Camino de Purchíl, no recuerdo su nombre ni el del tugurio, en él había una orquesta que tronaba como un campo de minas, la cosa mejoraba cuando sonaba de fondo la cisterna del retrete, allí la comida era mucho mejor cuando la vomitabas y las copas sabían a antibiótico mezclado con trementina.
   Hace años que dejé de verla, recuerdo que era tan delgada, que le salía por el pecho el sudor de la espalda...
...Cuando entre al Jaque Toni el camarero, aún no se había abrochado los botones de su impecable chaleco de solapas de raso negro, ni los dos últimos de su camisa blanca estilizada antes de colocarse la pajarita rojo fucsia.
   El uniforme del camarero define el estilo y la categoría del local y Toni siempre va impecable.
   Otro detalle que no pasa de puntillas en el Jaque es la música y Toni, oye mucha música, ama la música, y sobre todo, comprende las emociones de los personajes y sabe elegir los temas y el momento apropiado para que se sientan a gusto o para invitarles a marcharse si fuese necesario.
   Era viernes, “ahí es ná”, y Toni pinchaba su primer tema de la noche “Friday lm in love” algo así como...es del viernes de quien estoy enamorado, de The Cure.
   Un viernes siempre es un viernes pero hoy se encerró la noche en agua, sonó un cencerro... entraba Charlie por las puertas.
Iba con el tipejo ese que se junta últimamente, un desarrapado calvo que siempre va de chandalito, al que su mujer desahució por otro dejándolo en la más absoluta de las miserias psicológica y económica y al que Charlie suele llevar a su casa y después de pillar la curda le ofrece consuelo a sus cuernos, cena, alojamiento, desayuno y a saber que cosas más.
   Un tipo por el que Marga sentía mucho afecto y puede que algo más a juzgar por el comportamiento que tuvo un día delante de mis propios ojos y que no pasó desapercibido para Estela que nos acompañaba.
   Estaban juntos de copas en el Jaque un cabestro manso con cencerro, y un sobrero indultado en la Monumental de Frascuelo en una tarde gloriosa de Corpus de David Fandila “El Fandi”.
  El gran Toni, listo como él solo, para no levantar suspicacias, esperó unos minutos antes de pinchar “España Cañí” de André Rieu, todos, incluidos los dos astados, se pusieron a dar palmas a coro acompañando el pasodoble torero.           Mientras, Toni me miraba con un ojo cerrado y la boca retorcida a un lado, de la que pendía un Winston americano de comiso que le guardaban en su estanco de cabecera, grande Toni...

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