sábado, 15 de febrero de 2020

MADRUGADAS DEL JAQUE...LA MUERTE Y SAN VALENTÍN


    La madrugada es la segunda parte en que se divide la noche, la hora ideal de llegar al Jaque, Toni el camarero, al verme entrar acudió a mi encuentro y se fundió en un inesperado abrazo de anaconda que me hizo crujir las costillas, acto seguido entró tras la barra capitoné y pinchó “Tears in heaven” (Lágrimas en el cielo) una balada triste que Eric Clapton dedicó a su hijo fallecido, a continuación me sirvió un macchiato magistral y me puso delante el periódico del día abierto por la sección de “papel couché”, a partir de ahí lo entendí todo
   En una operación a corazón abierto, el único guión escrito fiel a la realidad se acaba cuando cierras los ojos inducido por la anestesia, hoy un tal Miguel Ángel Jiménez, ex marido de una clienta de la prensa rosa nacional, le ha puesto cara a la muerte con cinco años menos que yo en una intervención quirúrgica hermana a la que me practicaron a mi el pasado mes de octubre en el histórico “Ruiz de Alda”, descansa en paz compañero de quirófanos, te has perdido San Valentin...
   Aunque Cupido a estas alturas es un fracasado en paro que ha tenido que llevar el arco y las flechas al Monte de Piedad para poder pagarse un plato de rancho, ya la gente se enamora sin salir de casa en el Facebook, el Twitter, el Instagram y hasta en el Wallapop o el Almoneda y la puta que los parió a todos, de ahí se pasa al WhastApp y de éste a la cama.
   Hoy, madrugada de San Valentín, está la noche movida , gente de nómina que anda a la caza y captura y gente de paso con ganas de desafiar la madrugada, todos tienen su banda sonora en el Jaque.
   En un recodo del salón, amparado por la penumbra, reconozco a Antón amartelado con un relamido jovenzuelo universitario que cursa estudios en el Conservatorio de Música.
Antón es un viejo profesor de música que, dicen las malas lenguas, el primer contacto que tuvo con un “órgano” en su juventud... él esperaba que fuese femenino pero resultó in extremis que era masculino, es decir, que se la dieron con queso, aunque parece ser que una vez metido en harina, le gustó y desde entonces tiene que ir detrás de él un bombero echando serrín por el rastro de aceite que va dejando.
   Toni dedicó para ellos el tema “Dragostea din tei” del grupo moldavo-rumano de eurodance O-Zone, éxito que tiempo después parodiaron Los Morancos a los que, nunca mejor dicho, les viene como polla al culo.
...Marga es mi ortiga y mi yerbabuena, para ella “treinta de cal y una de arena hacen la mezcla buena”, hoy ha tocado arena y me ha felicitado por San Valentín, sus cosas... que te fuerzan a no dejar nunca de quererla, jamás me abandonará la paciencia con Marga.
 Estaba bien avanzada la madrugada cuando hizo acto de presencia en el patio ajedrezado del Jaque “Peggi la fea” colocándose en el único hueco libre que quedaba en la barra, justo a mi lado.
Peggi era una desgraciada de todas las vidas empezando por la física y terminando por la moral, se llamaba Teresa pero la apodaban Peggi la fea porque su cara era horrorosa hasta para un “Mono Capuchino” algo así como la hija de Belén Esteban pero con más años, a ello había que sumarle que estaba tan mal hecha que abrazarla era como coger una gaita, pero eso sí tenía unas tetas como Sabrina Salerno y la carta de presentación se leía a través de sus leggins entre las piernas.
   Usaba un perfume, no acierto a saber que marca, que mareaba como el “Latigo” de una feria de pueblo y ya era para tirarse por el “Tajo del Pollero” cuando encendía un “Ideal caldo de gallina”
   Pidió un Pálinka, un brandy mezclado con hierbas que usaba la reina de Inglaterra para darse friegas en las rodillas contra la artritis, encendió un caldo y casi entra en erupción el Jaque, dio un sorbo y un par de caladas y me dijo:
-Solo...
-Aquí donde me ves, por este cuerpo han pasado más de mil maridos, la única pena es que todos eran de otras mujeres, dijo con los ojos empañados.
-Estoy harta de esta vida Solo..continuó diciendo, cada año para reyes me pido una ortotanasia nueva...
   No sabía como salir de aquél atolladero, me salvó la campana, cuando Rabal cruzó el umbral del Jaque, se dirigió a ella y le pidieron a Toni el camarero, que llamara a un taxi.
   Rabal era un tipo que reñía con Peggi por saber quien era más desgraciado y feo de los dos, se llamaba Rafael, el sobrenombre de Rabal le venía porque tenía nariz de polla como el malogrado galán del cine español.
   Cada vez que pedían un taxi desde el Jaque, venía un camión de Serconsa a recogerlos, mientras tanto el cabrón de Toni les pinchaba “Out There” de la banda sonora del Jorobado de Notre Dame...
El Jaque en carne y hueso...

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