sábado, 22 de febrero de 2020

MADRUGADAS DEL JAQUE...LA BRUJA DEL CARNAVAL

  Cuando crucé los batientes del Jaque Toni el camarero ultimaba los detalles para hacer frente a una larga madrugada, no es que el “Templo del Mauror” necesite algún incentivo especial para que las madrugadas sean tremendas, pero por si éramos pocos... parió el Carnaval.
   Si, era viernes de carnaval, la única madrugada del año que no ocupo mi rincón sagrado, obligado muy a pesar mío, por la necesidad claro está de ocultar mi personalidad.
   En el Jaque para esta madrugada no hay normas escritas, la permisividad y el descontrol reinan, es la fiesta carnal, del exceso antes de la abstinencia, del “todo vale” escudado en un disfraz y una máscara que te oculta el rostro y te distorsiona la voz, Carnaval, Jaque, madrugada y alcohol, un “Cocktail Molotov”
   Sonaba a toda pastilla “La vida es un carnaval” de Celia Cruz, escrita por Víctor Daniel, este tema gano el premio a la mejor canción tropical del año en los “Premios Lo Nuestro” de 2003.
   El goteo de personajes era incesante, el murmullo y el consumo de alcohol iban “in crescendo” a medida que se acercaba la madrugada del sábado y fue en el minuto cero cuando Toni el camarero, cruzó a duras penas el ajedrez del Jaque, salió a la calle puso en la puerta exterior el cartel de “Aforo completo Fiesta Privada” y echó el cerrojo tras de si, empezaba el Carnaval con mayúsculas en el Jaque...
   Toni y este que les escribe llevamos muchos años ya cada uno a un lado de la barra del Jaque, conocemos los personajes casi a la perfección, sus tic, sus movimientos corporales, su forma de mover las manos al hablar, coger el cigarrillo o el vaso para beber, sería difícil entre los dos no reconocer a todos y cada uno de los disfrazados, por ejemplo a simple vista puedo reconocer a Charlie “El Manso” el marido de Marga, a pesar de estar en el otro extremo de la barra, porque al beber pone el dedo meñique de la mano que sujeta el vaso completamente estirado, tieso como una vela.
   Por cierto, Marga que iba disfrazada de si misma, es decir, de bruja, se ofreció en un alarde de ironía y agudeza a alquilarle el disfraz al manso, éste que no sabe lo que hacer por complacerla para salir del filo de la navaja por el que caminan sus relaciones, accedió a ello, lo vistió de “Bestia” diciéndole que era un personaje tierno y entrañable a la vez que le dijo que ella tenía una fuerte jaqueca y que no se había alquilado disfraz, asi que no saldría esa noche, con ello mató dos pájaros de un tiro, lo echó a pasear los cuernos del disfraz y ella pasaría de incógnito para él en la fiesta del Jaque, nada le llamaba más la atención y le levantaba más el morbo que ponerle unas banderillas al “Manso” en su propia cara, solo tendría que irse a casa un rato antes que él, cosa que no era difícil porque Charlie siempre acostumbra a cerrar los bares.
   De todos es conocido aquello de que todo hombre lleva dentro una mujer y que mejor ocasión para sacarla de paseo que la clandestinidad que te ofrece un disfraz una noche de carnaval, es por ello que a vista de pájaro apenas se distinguían aquella noche en el Jaque más pantalones que los míos que iba disfrazado de Zorro como no podía ser de otra manera, y los de Toni el camarero, que iba disfrazado de jugador de la NBA americana, esos que de un tirón te quedas en pelota picá.
   Alma iba vestida de monja solo que los hábitos le quedaban más de una cuarta por encima de las rodillas enseñando sus medias “Garter Belt” negras transparentes sin braguita a juzgar por el trasero que enseño al agacharse a coger la polvera que se le cayó al suelo, aquella noche debajo de las faldas, todo era piel masculina o femenina y ante la imposibilidad de darse dos besos al presentarse por las máscaras, se cruzaban las manos y las metían debajo de la enagua ajena por aquello de una primera toma de contacto, Alma fue sopesando la “artillería” de cada uno y desechando las que conocía por peso y tamaño, era complicado dar con una a su gusto, tenía toda la era trillada ya, hasta que dio con Black, el que sea asiduo a mis relatos ya conocerá del talento que goza este negro entre sus piernas, una de las veces que bajé a los servicios en el sótano del Jaque, comprobé efectivamente que no me había equivocado Alma desprovista de la máscara tenía los ojos que le iban a estallar fuera de las órbitas, Black le rodeaba el cuello con sus piernas dándole empellones con la pelvis mientras ella se aferraba atragantada al ébano de sus glúteos.
   Sonaba “You cant leave your hat on” tema que creó Joe Cocker para la película “Nueve semanas y media”...
   Marga y Óscar, su nuevo affaire, alias “El Musculitos del Comic” por sus musculación y sus múltiples tatuajes, habían pactado los disfraces, ella de bruja y él de mago, pero el disfraz de mago y el mío de Zorro difieren en muy pocos detalles que ya bien entrada la madrugada con varias copas encima, llamaban a la confusión...
   Cuando salí del servicio entre el bullicio de gente antes de subir las escaleras me tropecé con la bruja Marga...
   La agarré de la cintura por temor a que cayera quedando a muy pocos centímetros el uno del otro, su pecho subía y bajaba excitado, podía oler al igual que Jean-Baptiste Grenouille, el asesino de los olores, la humedad de sus sexo que tantas veces he bebido, ella metió su mano en mi entrepierna bajando la cremallera con rapidez y maestría.
   Charlie su marido, bajaba también al servicio ya dando gambaladas por los efectos de alcohol, cuando lo hacíamos contra la pared, ella soltó una de sus manos que aferraban mi cuello y con dos dedos le mandó un beso al que él correspondió con otro, en aquél momento lo de menos era saber quien era la dueña del envío, después seguimos en "La escalera" tal y como se describe en el Kamasutra, de esta forma calcamos la escena de años atrás en la tercera planta vacía del Parking de San Agustin el día que estuvimos en un concierto de Loquillo, ella dijo eufórica aquella madrugada al colocarnos la ropa entre carcajadas:
   -Coño Solo! y no me he roto las medias!!
   Al acabar de hacer el amor esta madrugada en el sótano y escalera del Jaque mientras ella se recomponía el disfraz y yo me subía los pantalones le dije:
   -¿Y ésta noche nena, te has roto las medias?

   De un seco manotazo salió volando la máscara de “El Zorro” y con el revés de la otra mano me dio una hostia que sonó como si hubiesen dado la una en el reloj de la Santa Catedral, mientras tanto, el Mago Oscar la buscaba desesperado arriba entre la muchedumbre...
   Aquella madrugada al cierre, el Jaque parecía Pearl Harbor tras el bombardeo nipón.
   Tomando la última copa mientras Toni hacía caja, sonó “Fiesta” de Joan Manuel Serrat
“Se acabó, el sol nos dice que llegó el final.

Por una noche se olvidó que cada uno es cada cual”

No hay comentarios:

Publicar un comentario