El ajedrez del Jaque luce con esplendor, no quedan restos de la batalla carnavalesca, la vida en el Jaque nace al filo de la noche y muere al límite extremo del inicio de cada mañana, cuando empiezan a cantar los jilgueros y los barrenderos con las mangas enganchadas a los cauchiles riegan las calles empedradas del Realejo, es un ciclo vital muy corto pero intenso que da oportunidades para todos, pero sólo si estás despierto y corres más que Forrest Gump y el “Acelerador de Partículas” juntos, podrás aprovechar la tuya o será otro u otra quien lo haga en tu lugar, exactamente eso pasó ayer entre “El Zorro”, “la Bruja Marga” y “El Mago Óscar” que el más despierto y más rápido se llevó la bruja al agua, os invito a leer “Las madrugadas del Jaque ...La Bruja del Carnaval”
Toni el camarero, con su habitual destreza y sensibilidad pinchó “Forrest Gump Suite” Alan Silvestri compuso esta obra de arte al piano para la película, un bálsamo para los sentidos, uno de los álbumes más vendidos en la historia de los Estados Unidos.
La noche empezaba a dar sus primeras sorpresas, dos individuos desconocidos para el Jaque hasta ahora, aunque no tanto para mí sobre todo uno de ellos, hacían entrada rayando la media noche.
Se trataba de Davis y Mácin, este último es nada más y nada menos que el marido de Alma, posiblemente el tipo que más cuernos tiene en la faz de la Tierra, para Alma cambiar de tío, es tan fácil como para un niño pasar de una cordillera a otra con un Atlas, simplemente saltando una página.
Mácin físicamente es un guiñapo, un huevo sin sal al que no se le reconoce personalidad ni carácter alguno, un "Minotauro" que se traga amargamente que su mujer se pierda un fin de semana al mes con destino a Madrid para verse con un niñato, un cordero durmiendo en casa de una loba esteparia, Mácin vive en una continua resaca para mitigar los efectos de la promiscua vida de su mujer
Recuerdo cuando lo conocí en su propia casa, no me produjo impresión alguna, fue como si el chico del supermercado hubiese entrado a dejar la compra, vino y se fue.
La segunda y última vez que visité su casa a requerimiento de Marga y Alma, estaban las dos solas, charlamos un rato animados de nuestras infidelidades, bajo las enaguas de la mesa camilla yo empecé a calentar el ambiente y Alma nos invitó a bajar al sótano de la casa donde había un sofá entre mil trastos desperdigados dentro de una anarquía absoluta, aquella tarde noche al abrigo de la casa de Mácin y Alma pasaron muchas cosas...
Marga por aquél tiempo era Afrodita la diosa griega del amor el sexo y los amantes, tenía los pechos de Dora Maar, la cara entre Chalize Theron y Sharon Stone, el culo de Jennifer López con diez años menos, unos ojos como dos gemas verdes y sobre todo tenía ganas, muchas ganas.
“Je t´aime moi non plus” de Serge Gainbourg endulzaba el aire del Jaque, si Mácin supiera lo que sabe Toni el camarero...
...En la esquina opuesta a mi rincón de la barra capitoné del Jaque, ivernaba “El Cobra” presa de las dosis de vodka Balka 176º, un licor con trece advertencias de salud diferentes (Incluida una en Braille) que indican que no se debe beber limpio, inhalado, retenido ni poseído...
El Cobra es un tipo tan esbelto, elegante, seductor, hipnótico y peligroso como el reptil del que toma su apodo, era un llamado a engrosar en breve uno de los panteones de más rancio abolengo del Patio de San José, arriba en el cementerio de la colina roja de Granada, el de los Fernández de Córdoba descendientes del “Gran Capitán”, solo que éste no llegó ni a cabo furrier y tuvo que buscarse las habichuelas en asuntos turbios cada vez de peor índole y riesgo según su ruina iba creciendo, desde el más inocente contrabando de tabaco al de las drogas duras de diseño, el Popper, Superman, la Ketamina, el Extasis o la Metanfetamina junto a la prostitución, hacían un cocktail explosivo que no tardaría en reventarle en las narices.
En el fondo era un cobarde, le tenía miedo a la oscuridad, tanto es así que mando instalar luces dentro de la bóveda del panteón familiar y dejó escrito en el testamento que las dejasen encendidas a perpetuidad tras su confinamiento eterno.
Eran las cuatro de la madrugada, el distribuidor de prensa como era costumbre repartía la edición matinal de Ideal, entreabría los centímetros justos del batiente del Jaque para que colase el ejemplar suscrito, “El Cobra” lo tenía a su alcance, si se hubiese interesado por leerlo aquella madrugada, hubiese visto su nombre en las necrológicas...
Toni dejó caer la aguja del picú del Jaque en el grafito de Andrea Boticelli cantando a dúo con Sarah Brightman “Time to say goodbye” este tema tiene una carga metafórica que cada cual la puede interpretar de una forma, yo la veo como un réquiem.
Eran las nueve de la mañana cuando una vieja vecina de la Placeta Puerta del Sol vio con espanto, que en el lavadero donde en sus tiempos mozos corría el agua con los restos de jabón de sosa casero, ahora un liquido viscoso rojo azulado impregnaba las viejas losas de lavar y un tipo esbelto, de pinta seductora y ojos que en un tiempo debieron ser hipnóticos pero ahora se tornaban fríos y metálicos, agonizaba victima de dos disparos, a bocajarro en la nuca, de un revolver del calibre 22, un arma utilizada según la policía por los ladrones comunes de poca monta de la capital, su esbeltez y su elegancia le aceleraron una muerte que a pesar de haber sido más dolorosa hubiese sido mas decorosa, más digna, más acorde del panteón familiar que le esperaba con la luz encendida...
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