Mis crónicas en el Jaque no son estructuradas, procuro no ser rígido, no existe un guión de comportamiento, ni de acción, aunque si es cierto que algún que otro personaje trastoca mi pulso a la hora de escribir, Marga sin ir más lejos...
...Era domingo y pasé media tarde en el cine Príncipe, “El Canuto” como se conoce en el barrio, los domingos hay precios populares y hoy daban “El discreto encanto de la burguesía” de Luis Buñuel, una sátira surrealista digna de un director que murió de una cirrosis hepática provocada por sus propias películas, bebía hasta vomitarlas.
Salí del cine con la cabeza caliente, los pies fríos y la garganta seca, el único arreglo posible que podía tener la tarde, pasaba por el Jaque y eso está a dos pasos del Campo del Principe...
Un gesto de Toni, el camarero, y un aroma entre almizclado y vainilla me embargó nada más cruzar el umbral del Jaque, Marga había vuelto...
“Diez años después” de Andrés Calamaro coreó nuestro encuentro.
Me dio dos besos, dos uppercut secos que no llegaron a tumbarme pero me dejaron sonado unas décimas de segundo.
-Después de tanto tiempo, le dije, no vienes repartiendo cariño.
Me equivoqué entrando al ataque, no se debe atacar a Marga, con ella hay que tener más paciencia que los músicos del Titánic, tardó en contestar lo que se tarda en encender un Piper y me dijo:
-Solo...
-Contigo ya no causa efecto ser cariñosa, lo olvidé hace tiempo, tanto, que apenas recuerdo si alguna vez lo fui, no es rentable, además de la ansiedad, el hastío y el cansancio que me provoca, es inútil, es igual que pegarle un balazo a un cadáver.
Me lo dijo a los ojos, más seria que un embargo, sonó como un latigazo en la aún solitaria barra capitoné del pub Jaque...
Marga es dura cuando está contrariada, pero hasta en las grietas de las carreteras nacen flores.
Toni quiso colaborar y lo intentó con “I will always love you” de Whitney Houston tema de la película “El guardaespaldas”, todo cambió a partir de ese momento, es la magia que ejerce la música en el Jaque, aunque nunca hay que bajar la guardia con Marga, el buen humor, le suele durar menos que a mi una erección mañanera.
...Cruzaba la puerta Alv, la primera sorpresa de una madrugada larga.
Alv, Álvaro en realidad, era un tipo vulgar del barrio alto de la Antequeruela, apenas tenía rasgos en la cara, era pequeño, mal hecho y peor terminado, pero tenía una gran virtud y según se comentaba entre las chicas del Jaque, esa gran virtud sobrepasaba con creces los 25cm, tanto es así, que durante un corto tiempo se ganó la vida como actor porno tipo “Bondage” siempre atado y con la cabeza cubierta por una máscara de cuero para distraer la atención del espectador y centrarla solo en la “en-verga-dura” de su cuerpo.
Apenas acababa de batirse la puerta de doble sentido del Jaque por la entrada de Alv, cuando entró Bella y se sentó a su lado...
Toni, el camarero haciendo gala de su “pesqui” innata, pinchó “Quiero hacerle gritar” tema en el que la banda gallega de Los Piratas fantasea con el Kamasutra.
Alv siempre bebía Lugumba, decían con sorna que para cargar la pluma, Bella era fiel a su Devil's Springs, un vodka ruso que se podía utilizar perfectamente como gasolina, le gustaban las emociones fuertes en todos los ámbitos de su vida, por eso, cambiaba a su marido por Alv una vez por semana, decía que se enamoró de él porque le producía placer incluso cuando le hacía daño, a cambio, tenía que aguantar a un tipo que por tener las dos cabezas tan juntas se le cruzaban las ideas y apenas podía pensar con claridad...
El éxito de Alv entre las sabanas le llevó a conocer un día a Elsa, la mantenida de un terrateniente conocido por sus malas artes en los negocios, un asustaviejas sin escrúpulos.
Una mala madrugada amanecieron sus cuerpos enlazados sobre las sábanas entre grandes rosas de sangre, ambos lucían un agujero en la sien por el que perdieron la vida, él además, de un tajo limpio, no se sabe si antes o después de morir, perdió su virtud de 25cm, la ventana estaba abierta cuando llegó la policía , abajo en la calle, un chucho hambriento ladraba esperando algún regalo más que le cayera del cielo.
...Marga y yo no esperamos el cierre aquella madrugada del Jaque, necesitábamos la noche para acabar de escribir la crónica juntos.
Toni nos despidió con “And officer & gentleman"...
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