El
Viernes Santo es día de ayuno y recogimiento, en el Jaque lo de
recogerse lo llevamos a rajatabla, hasta que no den las claras no nos
vamos, ya lo del ayuno... es voluntario, Toni tiene pagada la cuota
anual de «Bula papal» y da carta libre a sus clientes de hacer con
su fe y su sed lo que buenamente puedan y quieran.
La
madrugada tras el Viernes Santo, daba paso al sábado de Gloria,
cuando Camilo daba los toques de contraseña en el portón trasero
del Jaque y Toni le franqueaba el paso.
Camilo
era un desheredado de la vida, la oveja negra de una prestigiosa
familia que seguía a ciegas el Camino Neocatecumenal, el movimiento
conocido como el de los Kikos. Su padre, un militar de alto rango en
Capitanía General, no dejaba a la mujer que le secaran los puntos
del parto anterior, cuando la volvía a preñar de nuevo, hasta que
en el onceavo hijo sufrió una hemorragia postparto que la tuvieron
que recoger con papel secante y enterrarla en una damajuana, mientras al puto militar, se le pudrieron las medallas antes de entregar la cuchara.
Camilo
fue el sexto de sus once hijos y el Padre Carmona cuando le fue a
echar el agua bendita en la pila bautismal, se conoce que acababa de
tomar unos lingotazos de anís de más en El Sota y no tuvo otra
ocurrencia que decir, que:
-Yo
te bautizo como Camilo Sexto en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo...
Camilo no era bebedor habitual hasta enviudar, cuando estaba ya doblao y decía de irse, Toni tiraba de colección y
la prodigiosa voz de Camilo Sesto sonaba en el picú del Jaque con el
tema “Has nacido Libre” que comienza diciendo: “Empieza a
clarear, quédate un poco más”, entonces Camilo decía: cabrón
ponte la espuela.
Camilo
era un perdedor, su mujer fue conocida en el barrio como “Mari bodeguillas”, cuando entraba al Campo del Príncipe por la Calle
Mondújar, era una preciosa flor de pitiminí por lo guapa y
pequeñita, pero entre la primera visita a los Altramuces y
la última al Faquilla, recorría todas las estaciones de penitencia,
que ya sabéis no son pocas, pasaba por el Bar Las Ninfas, Los
Martinetes, Los Arcos y Casa Fernando y cuando salía por la calle
Panaderas de San Cecilio ya le lamían los perros el hocico y la
gente le decía:
-Mari,
¡Vas a matar a tu marío a disgustos!- Pero ella los desmentía,
diciendo:
-Tranquilos,
que los cabrones resisten como leones.
Cuando
una cirrosis inmisericorde se la llevó, dicen que que murió con
tanto dolor carnal como remordimientos tenía en el alma.
Camilo
Sexto dijo el día del sepelio, que «la Mari bodeguillas»,
había sido su primer amor y el primer error de su vida, una mancha
en su cama.
Aquella
madrugada Camilo se acercó a mi rincón y me dijo:
-Solo...
-Yo
quería mucho a mi mujer, pero últimamente cuando hacía el amor con
ella, me carraspeaba la garganta al olor de sus ingles, tenía las
bragas sucias y pegadas como el esparadrapo de la momia de
Tutankamon.
-Querido
Camilo
-le dije compungido-, si
el amor se pudiera explicar con palabras, ya no sería amor, no te
atormentes te invito a una copa.
Sonaba
uno de los éxitos del sublime Camilo Sesto. «El
amor de mi vida» «Me duele más tu adiós que el peor castigo que
me imponga Dios», el
hijoputa de Toni, que no tiene otra palabra, me hizo ir a mear sin
ganas, ya soy mayor para sentimentalismos de mierda, bastante tengo
con los míos.
Ella
mezclaba con desgana el sabor del primer trago de su «Cosmopolitan»
con el humo de la primera calada profunda de su «Rothmans King Size»
recién encendido, conforme se alargaba el confinamiento sus deudas
crecían como la mala hierba, su entrepierna no entendía de virus,
era la boca de su hijo.
Todos
la conocíamos por Claude, nadie sabía su nombre real -era su nombre
de guerra por aquella proxeneta francesa «Madame Claude», una total
desconocida hasta que se estrenó en tiempos de relajación de la
censura una película de su vida y milagros-, aquella madrugada, tomó
su copa con una mano y su bolso y sus tacones en la otra, sus pies
descalzos impidieron que me diese cuenta que se acercaba hasta que
pude escuchar el fuelle de su respiración, tomó asiento entre
Camilo Sexto y yo y me dijo:
-Solo...
-Mi
vida siempre ha sido una sucesión de pasiones y escándalos, he
vivido en un continuo salto de corazón en corazón y solo he
conseguido decepciones, amarguras y tristes desencantos, me he
acostado con tanto hombres, que a veces he temido dormirme mientras
fingía los jadeos con el piloto automático puesto- Dijo
aguantando entre sus labios un nuevo Rothmans King Size con el humo
en vilo.
-
¿Que piensas de las putas Solo?
-La
soberbia y la lascivia, querida Claude, son los dos peores pecados
que pude cometer una mujer para esta sociedad machista que vivimos o
al menos, los que menos se le perdonan, para mí una puta es una
mujer honrada que te alivia de un apretón sexual a cambio de un
natural pago o en el peor de los casos, una manera de cambiar el asco
de la cama por una vida con un lujo más o menos aceptable.
Eran
altas horas de la madrugada cuando Claude apuraba su cuarto
«Cosmopolitan», entre arrumacos, Camilo le preguntó por su
verdadero nombre.
Ella
le contestó que para él, sería Melina toda la vida...
La
eterna melodía de «Has vuelto Melina» del rey de la balada
romántica flotaba ensortijada por los rincones del ajedrez del
Jaque,«Has
vuelto Melina tus ojos reflejan el dolor y tu alma el amor»
enamoraba
cantando el de Alcoy
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