Tengo
que hacer limpieza en casa, a veces creo que sufro síndrome de
Diógenes, guardo servilletas escritas hasta en el tostador del pan,
algunas amarillentas y fechadas de hace veinte años -cosas de haber
vivido y escrito lo suficiente-, relatos que acaban truncándose o
amagos de historias que cedieron el paso a otras que corrían más
deprisa o suscitaban más interés en ese momento.
Fue
anoche a la hora de salir, llovía callada y mansamente y hacía
cierto repelús, lo que me obligó a volver a meter la llave en el
portal de casa y subir para cambiar mi habitual chaqueta blazier azul
marino por una parka Jack&Jones verde que me compré para navidad
en Amazon a buen precio y apenas la había usado un par de veces.
Ya
de camino al Mauror por la calle Aguado, advertí en uno de los
bolsillos, un puñado de servilletas arrugadas con el logo de mi
querido pub Jaque, mi vista ya cansada y en la penumbra de la noche,
apenas me aclaraba algunas de las letras que había escritas, mis
gafas de cerca opté hace tiempo por dejarlas bajo la barra al salir
cada madrugada del pub en vista de que me duraban tres días desde
que las compraba hasta que las perdía, solo alcancé a leer en una
de ellas: «Isabel la Católica»
Isa
«la Católica» es una mujer limpia, fresca y agradable a la vista a
pesar de sus cincuenta largas primaveras que ni mucho menos aparenta,
y en contra de la fama que se le otorga a la titular de su apodo. Eso
si, es una beata de comunión diaria, con un pasado turbio que pocos
conocen, a la que el Padre Carmona tiene en alta estima y en el punto
de mira del pernil de su pantalón, siempre la nombraba en la homilía
de cada día como la católica de más fervor y devoción del barrio
intentando ganar sus favores, cosa que dio lugar a que la parroquia
-que necesita de poco- enseguida le colocara las banderillas y desde
entonces pasó a ser Isabel la Católica, que poco conocían a Isa...
Isa
estaba casada con un tipo 15 años mayor que ella que se llama
Ataulfo pero le dicen “Ataúl” -ya veréis porqué-, es un
ejemplar de carácter ácido y perfil fúnebre y cerúleo,
seguramente, contagiado por la naturaleza del negocio que regentaba,
Fedegran (Féretros de Granada) una empresa familiar de construcción
de ataúdes.
Eran
los inicios de la masacre del coronavirus y un ataúd de gama
estándar -sin tunear- estaba más solicitado en el mercado que un
Seat León por lo que hubo que doblar turnos de trabajo y se podía
decir que Ataúl vivía día y noche en la fábrica.
De
esta manera, Isabel solo encontraba consuelo en las lecturas
bíblicas, las homilías y la eucaristía de Santo Domingo.
Aquella
noche Isabel la Católica salió de casa a defender su corona...
Cambió
el misal por un paquete de More filters box, -un cigarrillo que la
marca R.J Reynolds Tobacco Co. creó para uso exclusivo de mujeres
pantera- y su rosario se había convertido en un precioso collar de
perlas de agua salada que realzaba su cuello de cisne a lo Grace
Kelly, dio los toques oportunos en la base de la aldaba del portón
trasero del Jaque y las puertas del cielo se abrieron para ella.
Se
vino derecha a mi rincón pidió un «Sweet Bocas» una bebida que
contiene una alta dosis de tequila mezclada con licor de melón y
crema batida, que dicen estimula el deseo sexual, esa yegua no
necesitaba ser espoleada...
Saco
un More del paquete e hizo girar el taburete hasta encararse a mi, me
pidió fuego al tiempo que la punta de su zapato, KittenHeels de
Michael Kors rojo, se colaba entre mis rodillas y me dijo:
-Hola
Solo, que bien te conservas cabrón, no tienes una mala arruga que
leerte.
-Hola
Isa yo me amarro la piel en los codos para que quede estirada, sería
muy comprometido para mucha gente, que se pudiera leer mi rostro,
-imagina por un momento- que el lector fuese tu marido.
-Ese
solo sabe leer las esquelas de sus clientes- Dijo
mientras se reía y me preguntaba si aún tenía en usufructo la
llave de la 108 del Hotel Albero.
-¿Sabes
una cosa Solo? -continuó
diciendo-
He cambiado mi vida, he ajustado mis cuentas pendientes con Dios,
ahora nos llevamos bien, pero después de unos años, veo que ni la
fe, ni el fúnebre de mi marido cubren todas las necesidades que una
mujer necesita, me vendría bien cambiar por una noche el rezo por el
jadeo
Toni
puso a prueba su viejo picú, el grupo punk Ska-P asaltaba el Jaque
con un ritmazo trepidante, los de Vallecas hacían crítica a la
Iglesia Católica con su tema «Sexo y Religión» «Lo que dice el
catecismo no lo cumple ni Dios, a follar que son dos días y que
nadie te reprima, rebelión contra la hipocresía»
Isabel,
al oir las notas de Ska-P que dejaban su iglesia como trapo de fregar
suelos, respetuosa no dijo nada, pero sus dedos iban por libre y
empezaron a percutir a ritmo el capitoné de la barra del Jaque
mientras pedía el tercer«Sweet Bocas» y encendía su enésimo More
filters box...
A
esto que entraba por la trasera Redford y cuando esto pasaba, las
mujeres ponían tirantes a sus bragas como Fraga a sus pantalones
porque iban todas al suelo, algo me decía, que no iba a ser yo quien
rompiera el periodo de ayuno sexual involuntario que sufría
Isabel...
Roberto,
es el carnicero de la calle Santiago y «afueraparte» de vender la
mejor vaca vieja del mundo, es conocido entre las judías del Mauror
y las cristianas del Realejo por su musculatura forjada a golpe de
cuchillo de media luna, su rebelde pelo rubio y el calibre de
su...«cinta de lomo» que le valieron el apodo de Redford, el
californiano Robert Redford que os voy a contar de él que no sepáis.
Mis
temores no tardaron en confirmarse más de lo que duran en consumirse
los 12,5cm del More Filters Box que acababa de encender Isa.
De
inmediato se levantó atusándose su gran melena castaña a capas con
ondas surferas, se retocó el contorno de los labios y me dijo:
-Solo...
-No
se puede juzgar el pecado de la carne sin conocer al carnicero, siempre te
quedaría un resquicio de duda, contigo hace tiempo que mi dudas
quedaron resueltas de manera más que satisfactoria, algún día
haremos un repaso -Dijo
lanzándome un beso con los dedos índice y corazón antes de
marcharse
Capítulo
pendiente cerrado el de Isabel la Católica, que aquella noche rompió
su ayuno con un atracón y dejó a Roberto a pique de estrenar un
ataúd gama estandar, que de saberlo Ataúl, sin dudarlo se lo haría
llegar a su casa gratis y con los portes pagados.
Toni
dice, mientras tomamos la penúltima copa ya en soledad al filo del
amanecer escuchando al gran Sinatra, que llevamos tanto tiempo vivido
juntos que cuando me muera, baraja seriamente la posibilidad de
solicitar la pensión de viudedad.
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