viernes, 17 de abril de 2020

MADRUGADAS DEL JAQUE... ENTRE ÁNGELES



   La crisis pasada va a ser un juego de niños comparada con la que llega de la mano del COVID19, estamos de vuelta a la pobreza, esta vez no es aquello de: «Yo no veo la crisis por ningún lado», entonces, los bares estaban tan llenos como lo habían estado toda la vida y eso era un marcador de que «España va bien», - que diría Aznar, otro que tal baila- pero ahora, los bares son los primeros a los que el virus de la corona ha tocado y hundido y serán los últimos en salir a flote, ahora no tenemos referencias para saber si al que está al lado, le queda un duro en el bolsillo o un murciélago colgando de sus garfios , por lo que la decepción será generalizada y esperemos que no le suceda el pánico y entremos en barrena.
  Una rata como Bugs Bunny se pasea ante mis castellanos Yanko sin mácula a paso de moviola por la calle Rodrigo del Campo, ya no corren despavoridas como antes, encima, te miran desafiantes, ahora el intruso eres tu, pronto el Mauror, si no se levanta el confinamiento, será el templo de Deshnok
  Toni el camarero, está preparado para una madrugada más, el Jaque es ese istmo que une el desasosiego con la esperanza de que todo vuelva a ser lo mismo que antes o al menos mantenga algún parecido.
  Cuando atravieso el umbral del pub de los sueños, la banda musical la pone el mismísimo Toni cantando a capela a lo Diego Torres «Color esperanza» «Saber que se puede, querer que se pueda, quitarse los miedos» este Toni no tiene fin...
  Hay un tipo de mujeres por las que siempre he perdido el pulso, el sueño y otras cosas inconfesables, son como un cóctel equilibrado de ambición, sensualidad y peligro, se que hacen daño pero nunca me ha importado, es como si algo me empujara a huir hacia ellas, Celia volvía al Jaque...
  Celia cruzó el patio ajedrezado del Jaque tumbando a su paso peones, caballos y alfiles, nada más entrar ya ganaba la partida con una «celada de apertura» sensual , aquella noche envuelta en su boa de plumas rojas iba vestida de argumentos para echar un buen polvo, no pararía hasta dar jaque mate al Rey.
  Cuando llegó a mi rincón, ya tenía su doble Talisker servido, uno de los mejores whiskies de malta isleños del mundo, siempre renegaba del ron, decía que era para las preñadas, metió el meñique derecho dentro del vaso «Tumbler» y se tocó detrás de las orejas y en la coyuntura de los brazos al más puro estilo Chanél 5, después dio un largo trago.
   Me tiró de la mascarilla hasta ponerme las orejas de Topo Gigio y la soltó de golpe, el chasquido se confundió entre sus risas y mis maldiciones, luego la apartó y saltándose el protocolo sanitario del estado de alarma, me dio un beso con sabor a turba ahumada irlandesa que hizo temblar hasta las zapatas de los viejos cimientos del Nº3 de la Placeta Berrocal, sede del Templo del Mauror.
  -Como está mi Solo- dijo acomodándose en la banqueta giratoria
 -Estoy que me salgo nena no hay más que verme, estoy en boca de todas, no se habla de otra cosa en el Realejo, y tú? que es de tu vida.
  -Mirame a la cara ¿que ves?- me contestó preguntando
  Toni se había acercado a servirme mi tercer Four Roses de la noche y al oír la pregunta contestó por mi...
  -Veo una mujer casada y aburrida -necesitas cometer una traición- dijo guiñándole un ojo, hay que decir que Toni quería a Celia con devoción, decía, que Marga era la Reina Blanca y Celia la Reina Negra, las dos daban un baño de glamour al Jaque.
  Celia me miró a los ojos con un brillo especial, pero de Celia se puede esperar todo, es difícil descifrar su mirada, igual quería dar a entender que Toni había dado en el clavo, o simplemente era, que al descruzar las piernas se liberó de un pellizco en sus labios mayores...
  Toni se fue al picú decidido a calentar el aire y pinchó uno de lo grafitos con más carga sexual jamás registrado «Let's get it on» de Marvin Gaye, «vamos cariño deja de dar rodeos y hagámoslo, vamos a amar», cantaba...
  Celia es una preciosa mulata cubana pegadiza como un vicio y fascinante como un sueño, devota de la Virgen de la Caridad del Cobre, siempre lleva una gran cruz de oro colgada al pecho con la esfinge delante de la patrona de Cuba y eso le dio el sobrenombre de Celia Cruz, por ello era  conocida en el barrio, además de por su ambición. Era un secreto a voces que Celia últimamente se las tenía con un importante mafioso de la ciudad, su negro sabrosón con su trabajo de gorila en la puerta de la Mae West, daba el ancho de hombros pero no el largo de cartera.
  Aquella madrugada Toni le abrió la puerta a Carlo Stallone, no era un tipo bienvenido en el Jaque, pero le franqueó la entrada ante la posibilidad de una llamada anónima a la policía denunciando la actividad clandestina si no lo hacía.
  Carlo descendía de un famoso gánster italoamericano que murió en el corredor de la muerte esperando que se cumpliera su sentencia, un tipo mezquino, cobarde, envidioso y bocazas, las peores condiciones que se pueden dar en un mafioso que no tenía reparo alguno en afilar el borde de su cuchillo en cualquier garganta ajena mientras silbaba New York, New York siempre que a su víctima lo tuviesen atado de pies y manos.
  Pero para un jefe de una banda mafiosa tan importante es ganarse a pulso una reputación como saber mantener las distancias ante sus enemigos y esto, fue lo que Carlo no supo hacer al meterse aquella madrugada en un mal jardín cuando abordó a Celia al dirigirse al lavabo.
  Celia presa de su ambición por el dinero y el placer, vio la jugada perfecta ante el mayor enemigo de su amante, otro asesino con franquicia propia, ese sería su jaque mate al Rey esa madrugada, tenerlos a los dos entre el ébano de sus piernas.
  Pero alguien hizo una llamada y la partida dio un giro inesperado, un jaque mate en dos movimientos, el jaque mate más rápido y letal posible en el juego del ajedrez, el conocido como «Mate del loco» puso fin a la aventura más osada conocida en la historia del Jaque.
  A Bugs Bunny no le gustó el sabor a turba ahumada irlandesa y saltando por encima de la cruz de la Virgen de la Caridad del Cobre, certificó la muerte de Stallone al lamerle, mientras meaba el corte de su cuello, su último aliento.
  No es del todo exacto que el sexto sentido sea cosa de mujeres, esa madrugada como siempre con la penúltima copa mientras se hace arqueo de caja, unas veces Toni pone su música, ayer tocó Sinatra creo recordar, hoy, -ajeno al fatal desenlace- conocedor de mi pasión por Freddie Mercury, el picú del pub de los sueños se dejaba acariciar por las corcheas del tema «The March of The Black Queen, -La marcha de la reina negra-»
  «Abre tus alas, eres un ángel» A un ángel le cantaba otro, un canto entre ángeles...

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